Hermoso cielo/ Ugly Angel

El angel feo:
-Miren a ese ángel tan horrible y desesperante. Nació de una arpía y un humano. ¡Miren que gordo que es, miren que alas pequeñas, que deformidad viviente!
-¡Admiren a la ultima maravilla del mundo! - Irónicamente un arcángel gritó.
- ¡Miren lo que puede hacer el creador cuando no tiene inspiración! - susurro una guardiana del templo.
- ¿Por qué no lo matamos para que no sufra? - dijo un ángel castigador muy seguro de sus palabras.
Mientras vigilando los pasillos, el arcángel Emanuel observo una ronda de seres celestiales en medio de su recorrido, curioso y a la vez preocupado por tal vez una desgracia se acerca al sitio.
-¡¿Que os pasa aquí?! - diciendo con un tono de disgusto.
-¡Oh mi gran señor Emanuel! Hemos encontrado a un defecto del todo poderoso - con una reverencia, la guardiana del Edén dio un beso en la mano a su señor.
-Debería darles vergüenza, seres celestiales... ¡riéndose de un alma en pena! - Mirándolos con desilusión y asco.
-Os digo que mire esa alma en pena, mi señor todos concordamos que tenemos que destruirla; nuestro lugar tiene que ser puro, glorioso, armonioso y sobre todo representar la plenitud de vuestras almas para el Ser superior. - Mientras la guardiana presionaba con su espada impecable el cuello de tan asqueroso ser.
- ¿No deberías cuidar el Edén, Eva? - Sonriendo irónicamente tan glorioso arcángel. - no habléis como vuestros antepasados con tan soberbio lenguaje, ustedes son tan impuros como este ser. - Saca bruscamente la espada del cuello sangrante y dirigiendo su mirada a este ángel feo dice: - Usted es la verdadera belleza del mundo. Una belleza débil, incompleta, desquebrajada, insulsa...una belleza perfecta para alguien que proviene del infierno.
El pequeño ángel feo, tímido tratando de mirar la cara de ese arcángel solo pudo murmurar unas míseras palabras, ya que, sabia poco el leguaje de los puros: - dis…culpe mi señor...quiero ser perfecto pero...no tengo ojos...no tengo cabello de oro...mis alas están marchitas como flores en otoño...mi piel es áspera como el suelo infértil...
El arcángel Emanuel se dio cuenta que su belleza residía en su interior -" esas palabras no pueden salir de una bestia o un animal - susurrándole con alegría y tomándolo del rostro - vuestra belleza será guardaba en este lugar como la pureza en el corazón de los niños- Tomó su espada de oro oscuro y atravesó a este ser débil y feo por el pecho.
- Oh mi señor gracias por liberarme de tan terrible sufrimiento... mi cuerpo era una jaula de púas… ¡oh! ...mi señor... perdóneme...- cae al suelo de tal forma que su débil cuerpo se quebraja en mil partes de cristal y su sangre oscura cae sin fin en forma de pequeñas lágrimas impuras.
El arcángel besa la frente del ángel muerto y con respeto dice: hemos matado a un ser hermoso...

Es por eso que en las altas esferas del cielo cuentan que en algún lugar del paraíso existen miles de lágrimas que forman una delgada línea que separa el cielo del infierno.